REGLA DE LA
ORDEN SEGLAR ALIPPI
GARCÍA
El Refugio, Pueblo de Unquillo, 19 de agosto de 2018, Córdoba,
Argentina.
Por inspiración de varios Santos, en particular San Pedro
Nolasco, San Francisco de Asís, San Benito Abad, San Ignacio de Loyola y el
Beato Carlos de Foucauld, (Santo desde 2020) por llamado al Orden Doméstico,
confundido al principio por el Orden Sagrado, y por parte del Sagrado Corazón
de Jesús, llamado que me fuera hecho en la adolescencia, la juventud y en esta madurez
presente, en la que al fin estoy escuchando ese llamado y por aparición en
sueño, de la Virgen de la Merced que me exhortó a concluir la tarea de
escritura de esta Regla, que la había iniciado la mañana del 6 de éste mes,
para suspenderla y continuarla el 16, día de San Esteban Rey y concluirla hoy día
de San Juan Eudes a las 3:56 a.m. y con la compañía de los Santos Arcángeles,
que me vienen ayudando en éste largo discernimiento desde exactamente mi
cumpleaños 48°, el 24 de marzo de éste año, os ofrezco ésta Regla para quienes
se sientan atraídos por el carisma y el Catecismo de la misma.
I)
CARISMA:
Defender la Libertad, el Amor y
la Vida.
II)
DIRIGIDA A:
Laicos, religiosos y religiosas,
de cualquier Estado Civil, mayores de edad, seguidores de su propia
espiritualidad, sincréticos y profesos de otras Religiones.
III)
VOCACIÓN:
Inspirado en el Carisma de esta Comunidad, sirvan a las
suyas propias, constituidas todas, por el conjunto de seres queridos,
principalmente y a la cabeza: los “laderos” como le llama Analía Verónica
Estrada, mi pareja, (desde 17-I-21; Compañera) (que dese mis 50 le llamo: La Red de Oro y que mi hermana María Lucía "Alippi", la Psiquiatra, le llama a secas: La Fraternidad) que son con quienes nos
desarrollamos mutuamente y crecemos a diario, tanto en las buenas como en las
malas y en segundo lugar el resto de los seres queridos; clientes, proveedores
y conocidos con los que trabajamos, socializamos y nos recreamos.
Resulta esencial de los Miembros de Alippi García, servir
como Cuerpo Místico, siguiendo el Amor de La Santísima Madre Celestial, tanto
contemplando a La Mujer en general, como cuando se es varón desde nuestro costado
femenino, aprendiendo y amando siempre, de nuestras propias madres y las demás
madres y abuelas. En este servicio del Amor maternal místico, es fundamental
comenzar a sentir también el Amor Materno que proviene del Cielo, pasando por
la energía amorosa de la Madre Tierra, la más cercana y sorprendente creación
del Creador y hasta llegar a nosotros mismos, como para aprender a expresar ese
tipo de amor que se relaciona con el amor incondicional.
Ese amor nos llevará a conocer a nuestro Señor Jesús y
seremos también su Cuerpo místico, sea como Hermanos suyos, sea como Esposos.
Dado que Él es el Esposo de todos nosotros, su Pueblo (La Iglesia) y es al
mismo tiempo, Hermano de todos sus discípulos y demás prójimos, siempre Señor,
siempre Rey.
El Señorío en nosotros, implica el dominio de nosotros mismos
y de nuestras cosas, a las que los Laicos no tenemos obligación de renunciar,
pero a las cuales no debemos someternos nunca, pues no se puede servir dos
amos; Dios y el dinero.
El Señorío está relacionado, en los católicos, con el
Misterio que recibimos en gracia bautismal, de ser Reyes, a imagen y semejanza
de Cristo. Finalmente, el Señor nos
conducirá a sentirnos “Habitados” también por El Padre, y recibiremos el amor
Paternal, no solo llegando a sentirnos sus hijos y hasta hijos predilectos como
lo enseñaba San Ignacio, sino también un reflejo del Propio Dios que nos
enseñará tanto a hombres, como a mujeres y desde el costado masculino de éstas,
la forma de amor paterna, y como lo veremos varias veces a lo largo de esta
regla, nunca llegando a sentirnos el mismo Dios, pues ello es “egolatría”,
error filosófico esencial y/o delirio.
Contemplando así a la Santísima Trinidad y a la Virgen, como
nos Habitan y viéndolos Morar en todo prójimo, aún entre los enemigos, contemplándolo
en nosotros mismos y así profesándolo, comulgaremos espiritualmente y
ejerceremos la caridad por medio de la Oración, la Meditación Continua, las
buenas obras y los trabajos ofrendados al Señor, a María y a nuestro Padre
Creador.
IV)
NUESTRO PEREGRINAR:
El camino que se nos ofrece es aprender a amarnos cada día
un poco más dignamente, para llegado el momento en el que el Espíritu Santo
disponga, levantemos nuestra mirada al prójimo y ya siendo expertos en amor
propio, aprenderemos a amarlo, de manera empática y auténtica con todo nuestro
ser, para así llegar por añadidura, al amor de Dios por sobre todas las cosas,
ejerciendo un camino aparentemente opuesto al enseñado por Cristo, pero que en
realidad no lo es, puesto que Jesús nos dio la Síntesis y ésta sabiduría nos ofrece
una manera de desarrollarlo.
Somos Padres, Madres, Hijos y Hermanos Universales, no solo
de personas, sino de todos los seres animados e incluso las cosas inanimadas.
Dios habita toda la Creación Natural y la Cocreación Cultural, siendo Persona
Eterna y “no siendo” esa Creación.
Dios, fue quien inventó y creo toda creatura, criatura o
cosa, llena de la energía divina y a veces demoníaca, permitida incluso, de vez
en cuando, por el mismo Dios y como pruebas a superar por parte de nosotros,
los seres humanos. Con todo ello: La Creación y Cocreación debemos trabajar sin
llegar nunca a la idolatría y mucho menos la egolatría de llegar a sentirnos
como dioses. Esta sensación es confusión común en la raza de los místicos, sin
embargo, se trata de sensaciones que producen una conciencia alterada (alter
= Otro), que no es otra cosa que delirio o alucinación soberbia. El místico
siente que es “Templo de Dios” pero que es otro diferente a la Divinidad y se
halla en sí mismo o dentro de sí, con su conciencia acrecentada única,
individual, íntima e idéntica a su ser (cuerpo, mente y alma). Es uno consigo
mismo y esta en comunión con Dios, cuando se haya fuera de pecado mortal y ve a
Dios en todos lados como signos o señales de los muchos lenguajes que utiliza
el Espíritu Santo para comunicarse con nosotros y así guiarnos.
V)
SANTOS REFERENTES:
Tenemos como Santos referentes al Patrono Silencioso, Obrero
y al mismo tiempo Aristocrático, San José ejemplo de Esposo Terrenal y Padre Putativo.
Los Santos
Padres del Desierto
San Pedro Nolasco, fundador de la Orden Militar de La
Merced, carismático comerciante que mutó su profesión para comprar libertades
de quienes eran esclavizados, llegando a entregar su propia vida en post de la
libertad.
San Benito Abad, creador de la primer Regla monacal, Padre
exorcista y contemplativo místico, que brega por el diálogo interreligioso y el
cultivo del intelecto.
Beato Carlos de Foucauld, Sacerdote y Hermano Universal,
Místico y Comunitario.
San Francisco de Asís, creador de la Fraternidad Universal,
fraile humilde, caritativo, obrero, desapegado y peregrino, llamado “otro
Cristo”.
San Ignacio de Loyola, soldado y místico, que formó la
Compañía Armada de Jesús y fue víctima de la Mano Izquierda de Jesús (Mi Cristo
Roto, Ramón Cue S.J.) misionero y propulsor del trabajo en “mingas”
San Miguel Arcángel guerrero de Dios que combate nuestros
demonios del día a día, por cotidianos que fuesen.
San Rafael, médico de Dios que nos enseña a sanar, aún de
enfermedades incurables, con la medicina y las auxiliares de la medicina
oficial y además la propia medicina natural que cada uno va rescatando de la
cultura popular y de su propia toma de consciencia.
San Gabriel el mensajero experto de Dios que nos trae “su
palabra” por medio de los muchísimos lenguajes posibles.
Toda advocación de Cristo y toda advocación de María según
los carismas, dones y vocaciones de cada integrante. Como así también cualquier
otro Santo que se nos presente en determinado momento, durante nuestros
procesos internos y las devociones que aporten los miembros de la Comunidad.
VI)
FE Y RITUALES.
Los laicos que conformen la
conformen la Comunidad deben ser muy amigos del mundo, del Sistema y de los
subsistemas de su predilección, pero además íntimos amigos de su soledad. Deben
así mismo practicar una espiritualidad sea cual fuese, y si es católico, por el
Bautismo recibe la gracia de ser a imagen y semejanza de Cristo, además de rey,
como lo hemos dicho, también; sacerdote y profeta (domésticos).
A esto es bueno que lo sienta,
aunque no sea sacerdote de la Madre Iglesia Católica, ni de ningún otro culto
Organizado. Lo puede ser junto a los demás miembros de su familia y su comunidad,
sacerdote de la Iglesia Doméstica que son sus hogares, pudiendo en consecuencia
oficiar además de los ritos, Solemnes y Sacramentales del Pueblo de Dios en el Templo
Sacro, cualquier otro tipo de rito hogareño que le haga prosperar en su Fe,
Esperanza y Caridad, excepto los ritos en los que se trabaja con demonios,
espíritus malignos, inmundos, seres oscuros y magia negra.
VII)
DOGMA:
No somos como dioses, ni mucho menos somos dioses. Quien así
lo piensa, está en un error esencial, ficción, fantasía, conciencia alterada,
delirio o alucinación. Somos seres humanos creados por Dios, y esta sensación
soberbia nos viene cuando empezamos a tener experiencias místicas que es
necesario pulirlas hasta que nos hagan sentir la Realidad Verdadera que no es
otra que: Dios nos habita.
No somos Uno. Somos una multiplicidad de seres de diferentes
dimensiones que habitamos un mismo Cosmos y que nos aunamos en comunión
simbólica, principalmente en la mesa para la comida y la mesa que se produce en
el lecho de la pareja, una comunión por cierto artesanal. También tenemos la esencia
de la Comunión que es la Eucarística con Jesús y con el Pueblo de Dios en la
Misa.
VIII)
TRABAJO:
Según anhelemos nuestro estatus socio económico y cultural
deberá ser nuestro trabajo, debiendo saber que a mayores riquezas que deseemos
mayor compromiso con el príncipe de las tinieblas, mientras que más desapegados
y austeros que seamos, mayor compromiso con la Libertad, El Amor y la Luz de
Dios. Toda forma de ingreso es válida, sea intercambio de liquidez o trueque de
bienes y servicios. La riqueza que es muy saludable, acá en la tierra es la que
nos otorga cada vez más calidad de vida, no así, cantidad de bienes, lo cual es
secundario. Acá parafraseo una enseñanza de Buda: “El que nada tiene, todo lo
posee”.
IX)
PENITENTES:
Tenemos que recordar que Cristo fue crucificado para la
“Redención” de todos nosotros, es decir, nuestra salvación. Redimir es liberar
del pecado. Por lo tanto, el auténtico místico debe tener extremada conciencia
de que es imperfecto y que todos los seres humanos lo somos por lo que a diario
fallamos, sea con pecados veniales o mortales que nos quitan, éstos últimos, el
estado de gracia y la posibilidad de la Comunión de la Hostia.
El auténtico místico sabiendo de su naturaleza pecadora o
imperfecta, para ir en post de la santidad que anhela auténticamente, no solo trabaja
en su mejoramiento cotidiano, sino que se da rápidamente cuenta de sus errores,
fallas, faltas y pecados, y los reconoce con humildad, pena, dolor, pesar y
hasta con humillación. Ésta es la actitud y el espíritu del Penitente. Un
confeso permanente que no teme decir la verdad una y mil veces y por más que
sea inconstante e incoherente por su propia naturaleza, intelecto o voluntad.
Al Penitente muchas veces le hacen saber que están cansados
de sus permanentes confesiones y pedidos de perdón ¡No importa! Hay que seguir
haciéndolo junto con todo lo demás de la Reconciliación: Examen de Conciencia,
Humildad, Confesión y Pedido de Perdón, Propósito de Enmienda, Absolución o
Disculpa, y Penitencia. Esta reconciliación a veces merece ser Sacramental y
solo ante el Sacerdote, porque son muy pocos los que están dispuestos a
escuchar todo lo que puede oír Dios de nuestra boca y corazón. Otras veces, y
es muy recomendado que lo sea frecuentemente, casi como estilo propio de la
manera de ser, la reconciliación debe ser por medio de un diálogo franco,
serio, comprometido, profundo, pacífico y amoroso con el propio ofendido.
A la inversa el que perdona o disculpa fácilmente, sin llegar
a regalarlo al perdón, así porque sí, porque es buena costumbre o por temor,
sino por verdadero amor y desde la comprensión que solo el alma nos puede
brindar, más allá de que aceptemos o entendamos con nuestra mente. Éste también
a imagen y semejanza de Cristo se puede convertir en otro redentor y lo puede
tomar a ello por oficio, como éste relator, que se autodenomina “Religioso
Mercedario Líbero” que sería otra manera de decir: “Monje Laico”, es decir bajo
ninguna otra Regla o Constitución Religiosa más que ésta, así de manera
informal o de Hecho.
X)
SERVICIO:
El gran servicio de nuestras diversas vocaciones, dones y
carismas son para la Comunidad que conformamos. Nuestra Conciencia debe estar
sedienta de estudio e investigación para el despertar continuo. Quienes seamos
católicos debemos, confesarnos e ir a misa para comulgar, al menos para semana
Santa y Pascua de Resurrección y quienes no sean católicos deben procurar
reunirse al menos una vez al año con sus referentes espirituales. Todos los
miembros deben aprender a vivir a diario la mística, siendo ella la experiencia
de ser la “Esposa de Jesús”.
Leandro Javier Alippi García
Abogado
Humanista
Próximo a
ser Experto y Especialista Universitario en Coaching